En promedio un mexicano compra entre 18 prendas de ropa al año, es decir, en total los mexicanos compramos 2,322 millones de prendas anualmente.

 

Antes de empezar, ¿qué es el fast fashion o moda rápida? Este concepto se refiere a los grandes volúmenes de ropa producidos por la industria de la moda, en función de las tendencias y una necesidad inventada de innovación, lo que contribuye a poner en el mercado millones de prendas y fomentar en los consumidores una sustitución acelerada a sus prendas existentes. Se fabrican prendas con materiales de baja calidad para asegurar un precio barato.

 

La estrategia fast fashion provoca un daño irreversible al planeta. Sus efectos poseen el mismo ritmo acelerado con el que se producen las prendas. La industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono y es la segunda industria a nivel mundial que más agua necesita.

 

Los trabajadores de los países donde se fabrican las prendas de fast fashion trabajan de 14 a 16 horas diarias. Y claro, trabajan en pésimas condiciones, con un salario mísero, explotándolos a ellos y a sus derechos humanos, en los que se encuentra también la explotación laboral infantil y el trabajo forzado.

 

La contaminación que genera la producción de ropa alcanza también a la tierra y el agua. Y no solo su fabricación, incluso lavar la ropa desemboca en un aproximado de 500 mil toneladas de microplásticos al año en los océanos.

Además de estos microplásticos, la fabricación de ropa involucra el uso de químicos altamente dañinos para la salud humana, que se liberan en ríos y otros cuerpos de agua.

 

 

Respecto al desecho de prendas, cada segundo se quema o arroja a los basureros el equivalente a un camión lleno, es decir, 2.6 toneladas. Producir ropa en realidad es muy costoso bajo el modelo actual: 2 mil 700 litros de agua son necesarios para fabricar apenas una camisa de algodón,

 

A partir de los 90, México se convirtió en un mercado altamente redituable para las marcas fast fashion. Es el país que más compra productos del complejo español de vestido y calzado Inditex (Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho). Entre 2006 y 2018, se construyeron 108 plazas comerciales en la Ciudad de México, en las que hay muchas tiendas fast fashion.

 

A cambio, se recomienda el modelo slow fashion, es decir, uno en el que la relación de consumo se dé con empresas que apuesten a la durabilidad de sus productos o negocios locales.

Sabemos que es prácticamente imposible dejar de comprar ropa, pero eso no significa que no podamos hacer cambios en nuestra manera de consumir. Por ejemplo, podemos dejar de elegir las marcas fast fashion, optar por marcas sustentables y locales, reparar y renovar lo que ya tenemos. Incluso podemos vender nuestras prendas en tiendas online de segunda mano, al mismo tiempo que comprar en ellas.

 

Cada vez la tendencia de “second hand” es mucho más grande, ya que las personas se preocupan cada día más por su impacto en el planeta. Te invitamos a sumarte a estas iniciativas y a hacerte estas preguntas la próxima vez que vayas a comprar algo: “¿realmente lo necesito?, ¿esta es la mejor marca para comprarlo?, ¿estoy apoyando al planeta con esta compra?

23 febrero 2022 — KRISTEL HARTLEBEN JIMENEZ

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